El Líbano es el hogar de varias estructuras sobresalientes, influenciadas por siglos de estilos arquitectónicos. Sin embargo, uno de los proyectos más intrigantes en el país del Medio Oriente se encuentra en la ciudad norteña de Trípoli, una ciudad histórica con una gran riqueza cultural y una estructura habitada por romanos, cruzados, fenicios y otomanos. El Centro Internacional de Exposiciones Rachid Karami, diseñado por Oscar Niemeyer, refleja el lento deterioro desde la época de oro de Líbano a la depresión de posguerra. El emblemático sitio modernista del país ha sufrido después de años de abandono y, según se informa, requerirá más de 15 millones de dólares para ser restaurado.
El complejo modernista está formado por 15 estructuras de concreto de grandes claros, repartidas en un área de 1 millón de metros cuadrados: un teatro abovedado, un foro al aire libre situado dentro de una pérgola de arco de inspiración islámica, un helipuerto, un arco monumental detrás de un Anfiteatro al aire libre, entre otras formas abstractas.
El complejo fue diseñado por Niemeyer en la década de 1960, pero la construcción se detuvo al estallar la guerra civil en el Líbano a mediados de la década de 1970. Apenas unos años después del inicio del conflicto, el sitio fue ocupado por el ejército sirio y los grupos militares. Hoy en día, todo lo que queda es un devastado parque de esculturas abandonadas, más visitado por los entusiastas de la arquitectura / fotografía que por los lugareños para los que fue construido.
Para esclarecer la importancia del sitio y su conservación, la embajada de Brasil en el Líbano, el Centro Cultural Brasil-Líbano y la Fundación del Patrimonio Niemeyer en Trípoli organizaron una exposición, en colaboración con Tripoli –la firma de arquitectura basada en arquitectura Wassim Naghi–, el 6 de febrero en Beirut, en donde se presentaron fotografías, documentales y modelos del proyecto de Niemeyer.